Aun así, este enfoque suele tener efectos negativos significativos en el rendimiento y la moral del equipo, evitando que los objetivos se cumplan y cultivando una desagradable sensación de incomodidad e incompetencia.
Veamos qué es la microgestión, cómo identificar sus signos en el entorno laboral, y las consecuencias que puede tener en la productividad. También analizaremos cómo este estilo de gestión puede afectar la creatividad, la motivación y la retención de empleados.
¿Qué es el micromanagement?
Se trata de un estilo de liderazgo en el que el líder o gerente supervisa de manera excesiva y controla cada aspecto del trabajo de sus empleados. Este enfoque se caracteriza por la falta de delegación y una constante necesidad de aprobación y monitoreo.
Los microgestores tienden a involucrarse en tareas menores que podrían ser manejadas por sus subordinados, lo que puede provocar frustración y desmotivación en el equipo. En lugar de centrarse en la estrategia y el liderazgo, estos gerentes pasan la mayor parte de su tiempo en detalles operativos, limitando así la autonomía de sus empleados.
Aunque la razón de la microgestión es que el trabajo sea realizado con éxito, los medios para garantizar esto suelen perjudicar la dinámica de equipo, el crecimiento individual de los empleados, y el entorno de trabajo en general, por lo que esta manera de liderar es cada vez menos recomendada.
Según datos de Redline Group, el 55% de las personas sienten que la microgestión afectó su productividad, y el 68% afirmó que eso afectó su moral.
4 signos para identificar el micromanagement en el trabajo
Reconocer los signos del micromanagement es el primer paso para abordar este problema. Dependiendo de la organización o la dinámica particular, pueden estar lo suficientemente normalizados para que no se note que es un problema.
Sin embargo, sí constituye un obstáculo que, de removerse, genera un impacto muy positivo en el talento.
1. Cada tarea exige aprobación previa del líder
Cuando cada tarea, sin importar cuán pequeña sea, necesita la aprobación previa del líder, se está limitando la eficiencia y la autonomía de los empleados.
Este comportamiento puede generar retrasos innecesarios y obstaculizar el flujo de trabajo, ya que los empleados deben esperar constantemente por la validación, muchas veces sin poder continuar con sus responsabilidades hasta recibirla.
2. Cada correo se envía con copia al líder
Si cada correo electrónico enviado debe incluir al líder en copia, es un claro indicio de microgestión.
Esta práctica no solo es innecesariamente burocrática, sino que también puede crear un ambiente de desconfianza y estrés, ya que los empleados pueden sentirse constantemente vigilados y evaluados.
3. El líder siempre sabe (o necesita saber) el paradero de sus empleados
El constante monitoreo del paradero y las actividades de los empleados es otro signo claro de micromanagement.
Este nivel de control puede ser sofocante y enviar el mensaje de que los empleados no son de confianza para gestionar su propio tiempo y responsabilidades, lo que puede disminuir la moral del equipo.
4. No hay toma de decisiones
En un entorno de microgestión, la toma de decisiones está centralizada en el líder, lo que significa que los empleados no tienen la libertad de tomar decisiones por sí mismos. Esto no solo retrasa los procesos, sino que también impide el desarrollo de habilidades de liderazgo y autonomía en el equipo.
Consecuencias del micromanagement en la productividad
La microgestión puede tener varias consecuencias negativas en la productividad y el ambiente laboral. Aquí exploramos algunas de las más significativas:
Pérdida de tiempo
El micromanagement genera una considerable pérdida de tiempo, tanto para el líder como para los empleados.
Los constantes chequeos y aprobaciones ralentizan el progreso de las tareas, resultando en una disminución de la eficiencia general del equipo. En lugar de dedicarse a tareas estratégicas, el líder se ve atrapado en detalles operativos.
Menor margen para la creatividad
La creatividad florece en un ambiente donde los empleados tienen la libertad de explorar y experimentar. La microgestión, al imponer un control estricto y limitar la autonomía, sofoca la creatividad y la innovación.
Los empleados pueden sentirse menos motivados para proponer nuevas ideas o soluciones, ya que temen ser reprendidos o no ser tomados en cuenta.
Empleados desmotivados
La falta de autonomía y confianza inherente al micromanagement puede llevar a una desmotivación generalizada entre los empleados.
Sentirse constantemente controlado y evaluado puede minar la moral y el compromiso con la empresa. Los empleados desmotivados tienden a ser menos productivos y más propensos a cometer errores.
Mayor rotación de personal
La microgestión contribuye significativamente a la rotación de personal. Los empleados que sienten que no pueden crecer y desarrollarse en un ambiente controlado buscarán oportunidades en otros lugares.
Esta alta rotación puede ser costosa para la empresa, tanto en términos de tiempo como de recursos necesarios para reclutar y capacitar a nuevos empleados. Es también un golpe durísimo para el equipo de trabajo, pues deberá dedicar tiempo y recursos a la capacitación de una nueva persona para realizar las tareas del empleado saliente.
La microgestión es un enemigo real de las empresas y equipos de trabajo que opten por esta vertiente, incluso sin quererlo o tenerlo presente. Si los líderes no ofrecen espacios y márgenes de autonomía a los empleados, los procesos se demorarán más, se perderá la confianza, y la dinámica de trabajo será mucho menos que óptima.
Apostar por un enfoque proactivo y basado en la confianza y el desarrollo de las competencias personales es lo mejor que los líderes de equipo pueden hacer, pues eso no solamente les evitará estar pendiente de cada pequeña tarea, sino también garantizará el desarrollo de sus empleados y contribuirá a su felicidad y motivación.